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LOS GROBO: DETRÁS DEL NEGOCIO FAMILIAR

Muchas empresas nacen en circunstancias adversas, se transforman, mutan y se adaptan. Pueden transitar caminos inesperados, dar giros y hasta echar raíces de una forma que no se lo habían pensando en un principio.


Una de aquellas empresas es Los Grobo, uno de los grupos económicos más importantes de la Argentina con eje en la producción, exportación agroindustrial alimentaria en Argentina, Paraguay y Uruguay.

Todo comenzó cuando Abraham y su hijo Bernardo llegan desde Bessarabia, actual Moldavia, a la Argentina en 1912. “Vivían donde se concentraban los judíos en la época del zar”, contó Gustavo Grobocopatel, actual presidente. “Fue al principio una empresa familiar con mi abuelo como contratista rural y mi padre con sus hermanos; trabajando como contratistas, comerciantes y productores. Y las nuevas generaciones que aparecen en la década, 80`conmigo y mis hermanas, cuñados, nueras, etc”, explicó Gustavo.


“Gestionada y gerenciada por la familia que con el tiempo se fue profesionalizando. E incorporando otros tipos de socios. Somos una empresa profesional en la gestión, y el control accionario, ya no es más de la familia, sino de fondos de inversión de distintas partes del mundo”, continuó.

Sin embargo, hay bastante mitos y leyendas con respecto a trabajar en familia. En el aspecto positivo, lo más lindo es “compartir con la familia: los negocios y proyectos, la visión. Hay mucha confianza y pertenecer es muy fuerte”. Por el otro lado, lo negativo es que “familia y negocios no necesariamente es lo mismo. Y uno tiene que hacer en la vida las cosas con libertad. Y muchas veces trabajar en familia, genera responsabilidades o uno tiene que hacer cosas que es por el deber ser”.


A pesar que muchas empresas familiares tiene un nacimiento, vida y muerte a las 2 o 3 generaciones. Otras se han profesionalizado y han llegado a los 700 años. Sobre el tema, remarcó que por más que “tenían conflictos muy fuertes y miradas distintas”, siempre primó el cariño, amor y afecto por sobre las diferencias.


Ni él ni su padre, previeron todo lo que se convertiría la empresa. “Las cosas van sucediendo a veces, no porque las programás o tengas una estrategia, sino porque van evolucionando y adaptándose a los cambios”, explicó Gustavo. Como el mundo cambia tan rápido, “prefiero no tener muchos planes y que las cosas sucedan”.


Una de sus pasiones es la música, más precisamente el canto. Forma parte de un grupo que se llama Trío Cruz del Sur. “El canto es mi vida”, lo sintetiza. “Permanentemente cuando hago negocios, tengo una mirada artística. Y cuando estoy en la actividad artística, tengo una mirada diferente a la de un artista clásico”.


En sus propias palabras: “uno es una sola persona, no somos dos personas o dos momentos diferentes. El arte y la música no sirve para descargarse. El arte es algo más, sirve para crecer, para desarrollarse, para mirar las cosas desde otro lugar”.


Ante la consulta sobre las medidas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump sobre cortar y frenar las barreras de comercialización con el mundo y cómo repercutirá en Argentina. “El desarrollo, progreso y el combate contra el hambre está vinculado con el comercio y con la facilitación del flujo de bienes, de capitales y demás. Cualquier alteración de ese flujo, hace ir para atrás”, respondió Gustavo.


Por último, brindó varios consejos para todos aquellos emprendedores que están comenzando con su negocio. “Ser uno mismo”, es decir, “hacer lo que uno hace, porque le nace desde adentro”. A pesar que el camino del emprendedurismo es “complicado, difícil y requiere un esfuerzo”. Recomienda, “sostener esa idea y estar convencido de la misma”.


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