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IMPRESIÓN 3D: EL FUTURO HECHO PRESENTE

Lo que hace unos años era ciencia ficción, hoy ya es una realidad. Gracias a las impresoras 3D se pueden crear desde prótesis, juguetes, hasta joyas y ropa. Todo desde la comodidad de tu casa.


Son varios los emprendedores argentinos que comenzaron con ese camino impensado. Uno de ellos es Tomás Chernoff, fundador de Che3D. Hace unos 5 años, quería armar un proyecto propio y, se le ocurrió una impresora 3D y un sitio web. Empezó a vender el servicio y después no le alcanzaba la capacidad productiva. Así, compró una máquina y después otra. Las impresoras 3D tienen 30 años de evolución. Como lo explicó él, “lo inventó el mundo”, ya que “hace 10 años que se liberaron las patentes”.


A través de Internet, se puede acceder a los planos de las impresoras junto a sus numerosas mejoras. “Lo fabricamos en mi empresa, que está basada en un plano de hace 3 años”, continuó Tomás. Luego, empezó a vender las máquinas y después necesitaban más filamentos y entonces empezaron a venderlo. Hoy en día son 13 personas.


¿Cómo es el funcionamiento? “Tiene un filamento de plástico con una bobina. Utiliza el filamento que entra por la boquilla de arriba, la cual lo derrite y se va a aplicando por capas”, explicó Tomás. Además de creaciones únicas, se utiliza mucho para prototipos antes del objeto final.


Tomás recomendó a los jóvenes que quieren emprender pero no saben donde: “tienen que creer en lo que van a hacer. Tienen que tener convicción y fe en lo que van a hacer. Sino estás 100% seguro, no lo hagas. Sino estás haciendo nada, no fallas. Sino fallas, no aprendes cual es el camino. Es clave intentar y perseverar en cada una de las cosas que se propone. Cuando vos crees que tu producto va a tener éxito, dale para adelante”.


Pero, Tomás no es el único que incursionó en el mundo de las impresoras 3D. También, Irene Presti, fundadora de Like 3D y Presidente de la Cámara Argentina de Impresión 3D y Fabricaciones digitales.

Se comienza a implementar en moda. “Se apunta a la personalización de cualquier tipo de fabricación. Lo realizamos por piezas impresas en 3D, en una computadora con un diseñador de indumentaria. Ideamos cómo fue tomando la idea” explicó el proceso Irene.


Un buen consejo que brindó es primero “derivar los servicios de una impresora para después poder comprar una”. Se puede comenzar con un emprendimiento, por ejemplo de regalos empresariales, desde nuestra computadora podemos personalizar nuestro dibujo y después imprimir.

“El primer desfile de ropa en 3D, decidimos convocar a los 14 diseñadores que nos dieron sus dibujos y nosotros lo materializamos. Nosotros le imprimimos sus ideas. Lo bueno es que le permite a cualquier persona, pueda hacer su propio vestido”, recordó Irene.


Otro de los usos, puede ser para el braille para estudiar mapas con relieve y realizar planos hápticos para ubicar un lugar. O en las industrias para poder corregir errores antes de mandarlo a producción masiva.

Lo que también sorprende que dos generaciones distintas; la de Tomás con 25 años e Irene con 47 años. Los una el mismo interés por la tecnología de la impresión 3D. Un invento que comenzó en 1980 en Japón y fue creciendo hasta interactuar en distintos campos como ser la educación, paleontología, arqueología, arte, medicina, comida, etc.


Las impresoras 3D llegaron para quedarse. Año a año surgen nuevas mejoras y diseños de todas partes del mundo para poder realizar desde tu casa. Con una pequeña inversión, un objetivo claro y mucha imaginación, el mundo estará en tus manos.


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